viernes, 21 de noviembre de 2014

Un día normal... me encendí

Era una mañana como todas hasta que desperté realmente y me di cuenta de algo...
Me desperté y como todas las mañanas prendí mi celular, mire la hora, mire mis WhatsApp, y me fui a desayunar, encendí el microondas con mi café con leche dentro, prendí la notebook, el televisor, y agarre mi celular para seguir mandando whatsapp.
Sonó la campanilla del microondas, agarre mi café con leche, y como no solía acostumbrar, me acerque a la ventana helada y vi un amanecer hermoso. Me di cuenta sin saber el porque, que mi vida no tenia sentido si seguía así.
Abrí mis ojos y me pregunte ''¿Que pasaría si no tuviese celular?''
Cerré los ojos y me imagine un mundo sin celulares, laptops, computadoras, televisores, sin la existencia mínima de una red social.
Me di cuenta que el 90% de mis amigos en facebook eran mas que contactos y que de cada 100 personas que tenia, 3 eran realmente amigos de verdad.
Lo que me habían planteado de que la red social era una forma nueva de conectarnos, era una mentira, era totalmente lo contrario, nos desconectaba mas de la vida real.
Deje mi celular en la mesa prendido, me senté aun impactada por mis pensamientos y escribí a un amigo si nos veíamos, y me respondió que bueno, pero me di cuenta que sus palabras eran mas que mentiras, era solo palabrería, era solo frases escritas con abreviaturas. Que ironía habia sido todo este tiempo.
Mi vida estaba dando un giro anormal a lo que en realidad yo creía que estaba bien.
Me di cuenta que ignoramos a los que realmente amamos, que no era demostrar amor con un simple ''te amo'' o un simple ''te quiero'', que un afecto se demostraba con acciones y no abreviaciones.
Creí que estaba todo perdido, pero decidí apagar todo de una vez.
Me dirigí al baño, me maquille mientras el sol terminaba de salir, me dirigí a la escuela y por fin me sentía fresca, me sentía bien, feliz, sin tanto peso encima, sin tanta carga.
Se me agotaba la batería de mi vida si seguía encerrada escribiendo en hojas digitales.
Me di cuenta que prefería escribir un post de enojo, desahogado en un blog, a que hablar con quienes estaban a mi lado, y recibir una caricia en la cabeza mientras me abrazan con cariño para que deje de llorar.
Decidí hacer un cambio, un click. Decidí reiniciar con todo y todos.
Me di cuenta que ya no hacia falta un aparato electrónico para ser feliz.
Prefería escribir en papel en vez que en una hoja digital. Prefería guardar recuerdos a subir fotos. Prefería vivir el momento en vez de grabarlo con una cámara de vídeo. Prefería cometer errores antes de tener auto-corrección. Prefería, tal vez, vivir mi vida como lo desee todo este tiempo.
Quería dejar de ser controlada y controlar mi vida por mi misma.
Quería entender como la vanidad de esta sociedad estaba consumiéndome. Decidí hacer un click, detenerme, cerrar sesión a esta cuenta vieja y reabrir otra nueva, plasmar nuevos recuerdos.
Jugar al escondite en vez de jugar vídeos juegos. Donde yo me ponga a leer sin tener que descargar, que me ponga a buscar, que me ponga a mirar, que empiece a investigar.
Me mire en el espejo y dije que si, que basta. Que estaba mi vida consumiéndose en tweets de descargo, estaba perdiendo el tiempo estando sentada mirando una pantalla.
Cerré los ojos y me imagine en una sociedad donde seamos felices sin la locura tecnológica, donde no nos matemos por el ultimo modelo de celular, donde no nos peleemos por facebook por el simple echo de expresarnos mal, de no poner puntuaciones, espacios y tildes correspondientes a las palabras, por escribir nuevamente sin abreviación.
Quede callada, mientras dejaba que la barra de batería de mi celular se agote suavemente, mientras abría pestañas nuevas para volver a comenzar mi vida otra vez.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario